Los millones de puntos en el mapa delinean autopistas, calles laterales y también sendas para bicicletas; cada uno sigue el trayecto de un usuario de celular anónimo.

En un trayecto, se rastrea a alguien desde una casa en las afueras de Newark, Nueva Jersey, hasta las oficinas de un Planned Parenthood* cercano. Otro trayecto representa a una persona que viaja con el alcalde de Nueva York durante el día y regresa a Long Island por la noche.

Asimismo, otra persona sale de una casa en el norte del estado de Nueva York a las 7 de la mañana y viaja hasta una escuela primaria que queda a 22,5 kilómetros de distancia. Allí se queda hasta avanzada la tarde todos los días en que se dictan clases. Solo una persona hace ese viaje: Lisa Magrin, de 46 años, una maestra de matemática. Su teléfono inteligente va con ella.

Pero una aplicación de su dispositivo reunió información sobre su ubicación y luego la vendió sin que ella lo supiera. El dispositivo registró su ubicación con una frecuencia de dos segundos, según una base de datos de más de 1 millón de teléfonos en el área de Nueva York que fue revisada por The New York Times. Aunque la identidad de Magrin no fue revelada en esos registros, The Times pudo conectarla fácilmente con esos puntos.

La aplicación la rastreó mientras iba a una reunión de Weight Watchers** y luego a su dermatólogo. También la siguió cuando practicaba senderismo y cuando se quedó en la casa de su ex novio, una información que a ella le resultó bastante inquietante.

‘Es pensar en que la gente descubre esos detalles íntimos que no quieres que se sepan’, dijo Magrin, quien permitió a The Times revisar los datos relacionados con su ubicación.

Al igual que muchos consumidores, Magrin sabía que las aplicaciones podían rastrear los movimientos de las personas. Pero, a medida que los teléfonos inteligentes se convirtieron en artículos omnipresentes y la tecnología se tornó más exacta, una industria relacionada con el fisgoneo en los hábitos diarios de las personas se ha esparcido y se ha tornado más invasiva.
 

Una aplicación móvil de Lisa Magrin recolectó información de su ubicación y la compartió con otras empresas, con un nivel de detalle que revelaban sus hábitos diarios, como sus rutinas de ejercicios y los paseos con su perro
The Times descubrió que al menos 75 compañías reciben datos anónimos y precisos sobre la ubicación de las personas de parte de aplicaciones cuyos usuarios permiten a los servicios de localización obtener noticias locales e información sobre el estado del tiempo, entre otro tipo de datos. La base de datos que revisó The Times (una muestra de la información reunida en 2017 y que se encuentra en poder de una compañía) revela los trayectos de las personas con asombroso detalle, con una exactitud de unas pocas yardas y, en algunos casos, actualizada más de 14.000 veces al día.
Estas compañías venden, usan o analizan los datos para proporcionárselos a anunciantes, a puntos de venta minoristas e incluso a fondos de cobertura. Se trata de un mercado caliente, con ventas de anuncios basados en la ubicación que alcanzan aproximadamente los 21 mil millones de dólares por año. IBM ha ingresado a la industria con su compra de las aplicaciones de Weather Channel.
Los hombres de negocio afirman que su interés está en los patrones, no en las identidades, que los datos revelan sobre los consumidores. Ellos notan que la información que las aplicaciones reúnen está vinculada no con el nombre o número de teléfono de alguien sino con una ID única. Pero quienes tienen acceso a los datos crudos (lo que incluye a empleados o clientes) podrían sin embargo identificar a una persona sin su consentimiento. Podrían seguir a alguien que conocen, localizando un teléfono que regularmente pasó tiempo en la dirección de la casa de esa persona. O, al revés, podrían adjuntar un nombre a un punto anónimo mirando dónde pasó las noches el dispositivo y usando registros públicos para averiguar quién vivía allí.
Muchas compañías de localización afirman que cuando los usuarios de teléfonos permiten servicios de localización, sus datos son un blanco. Pero, según descubrió The Times, las explicaciones que las personas ven cuando se las insta a otorgar permiso a menudo son incompletas o engañosas. Una aplicación puede decir a los usuarios que, si se otorga acceso a su ubicación, esto los ayudará a conseguir información sobre el tránsito, pero no se menciona que los datos serán compartidos y vendidos. Esa revelación a menudo se encuentra enterrada en una vaga política de privacidad.

Dispositivos de supervisión de móviles

La información recopilada por las aplicaciones móviles permiten identificar hábitos y rutinas de usuarios que no siempre están al tanto de esta exposición
Después de que Elise Lee, una enfermera de Manhattan, vio que su dispositivo había sido rastreado hasta el quirófano principal del hospital donde trabaja, ella expresó preocupación por su privacidad y la de sus pacientes.
‘Es muy intimidante’, dijo Lee, quien permitió a The Times examinar sus antecedentes de ubicación en los datos que revisó.
Los minoristas recurren a las compañías que realizan los rastreos para que les cuenten sobre sus propios clientes y los de sus competidores. Para un seminario dictado por Internet, el año último, Elina Greenstein, quien es una ejecutiva de la compañía de localización GroundTruth, confeccionó el mapa del trayecto de un consumidor hipotético desde su casa hasta el trabajo con el fin de mostrar a los potenciales clientes de qué manera el rastreo podía revelar las preferencias de una persona.
Queremos entender quién es una persona, basándonos en dónde ha estado y a dónde está yendo, para lograr influir en lo que va a hacer después Elina Greenstein, ejecutiva de la compañía de localización GroundTruth ‘Queremos entender quién es una persona, basándonos en dónde ha estado y a dónde está yendo, para lograr influir en lo que va a hacer después’, dijo Greenstein.
Las empresas dedicadas al cuidado de la salud están entre las áreas más tentadoras pero más problemáticas de rastrear, según demostró la reacción de Lee. Tell All Digital, una firma publicitaria de Long Island que es cliente de una compañía de localización, dice que realiza campañas publicitarias para abogados que se dedican a los temas relacionados con los daños personales. Dichas campañas están destinadas anónimamente a personas en las salas de emergencia.
Para evaluar las prácticas relacionadas con compartir la información, The Times puso a prueba 20 aplicaciones, la mayoría de las cuales habían sido marcadas por los investigadores y personal de la industria como sitios donde se podrían compartir datos. Juntas, 17 de las aplicaciones enviaron la latitud y longitud a alrededor de 70 empresas. Los datos de ubicación precisa de una aplicación, WeatherBug en iOS, fueron recibidos por 40 compañías. Cuando The Times contactó a algunas de las empresas que recibieron esos datos, ellas los describieron como ‘no solicitados’ o ‘inapropiados’.

Una cuestión de conciencia

El nivel de precisión del rastreo y seguimiento es tal que se pudo identificar los paseos y recorridos de una persona de forma puntual
Las compañías que usan los datos de ubicación dicen que las personas están de acuerdo en compartir su información a cambio de servicios personalizados, premios y descuentos. Magrin, la maestro, notó que le gustaba que la tecnología de rastreo le permitía registrar sus rutinas cuando corría.
Por otro lado, Brian Wong, el jefe ejecutivo de Kiip, una firma de anuncios móviles que también ha vendido datos anónimos que provienen de algunas de las aplicaciones con las que trabaja, dice que los usuarios permiten a las aplicaciones usar y compartir sus datos. ‘Recibes estos servicios gratuitamente porque los anunciantes están ayudando a monetizar y pagar por ello’, dijo. Y agregó: ‘Tendrías que ser bastante distraído si no te das cuenta de que esto está sucediendo’.
Pero Lee, la enfermera, tenía una visión diferente. ‘Creo que eso es lo que tienen que decirse ellas mismas’, dijo de las compañías. ‘Pero, vamos’.
Lee había dado acceso a su ubicación a las aplicaciones de su iPhone solo para ciertos propósitos y únicamente si no indicaban que la información sería utilizada para algo más, señaló. Magrin había autorizado a alrededor de una docena de aplicaciones en su teléfono Android para conocer su paradero en relación con servicios como las notificaciones de tránsito.
Pero es fácil compartir información sin dares cuenta. De las 17 aplicaciones que The Times vio que envían datos sobre la ubicación precisa, apenas tres en iOS y una en Android indicaron a los usuarios durante el proceso de otorgamiento del permiso que la información podría ser utilizada para anuncios.

Siguiendo el dinero

Las aplicaciones constituyen la columna vertebral de esta nueva economía de datos de localización.
Los desarrolladores de aplicaciones pueden ganar dinero vendiendo directamente sus datos o compartiéndolos en anuncios basados en la ubicación, lo que implica un recargo. Las compañías que se dedican a los datos de localización pagan de medio centavo a dos centavos por usuario por mes, de acuerdo con las ofertas que se realizan a los desarrolladores de las aplicaciones a los que tuvo acceso The Times.
Google y Facebook, que dominan el mercado de los anuncios móviles, también lideran el ámbito de los anuncios basados en la localización. Ambas compañías reúnen los datos de sus propias aplicaciones. Ellas dicen que no los venden, sino que los guardan para personalizar sus propios servicios, vender anuncios orientados a ciertos consumidores por Internet y rastrear si los anuncios conducen a ventas en negocios ‘de carne y hueso’.
Apple y Google tienen un interés financiero en mantener contentos a los desarrolladores, pero ambos han tomado medidas para limitar la recolección de datos sobre la ubicación. En la versión más reciente de Android, las aplicaciones que no están en uso pueden reunir información sobre la ubicación ‘algunas veces por hora’, en vez de hacerlo continuamente.
Apple ha sido más estricto, por ejemplo solicitando a las aplicaciones que justifiquen la recolección de detalles de la ubicación en los mensajes que aparecen en las ventanas emergentes (pop-up). Pero las instrucciones de Apple para escribir estos mensajes en ventanas emergentes no mencionan la publicidad o la venta de datos.
Recientemente, Apple pospuso planes que quienes están en la industria afirman hubieran limitado significativamente la recolección de datos relacionados con la localización. El año último, la compañía dijo que una nueva versión de iOS mostraría una barra azul en la pantalla siempre que una aplicación que no estaba en uso estuviera teniendo acceso a datos sobre la localización.
El debate sirvió como un ‘tiro de advertencia’ para las personas de la industria de la localización, dijo David Shim, el jefe ejecutivo de la compañía de localización Placed, en un evento de la industria que tuvo lugar el año último.
Nota de la T.:
*Planned Parenthood: Organización sin fines de lucro que provee servicios de salud reproductiva.
**Weight Watchers: Compañía global con sede en EE. UU. que ofrece diversos productos y servicios para ayudar a adquirir hábitos saludables, como pérdida y mantenimiento de peso, estado físico, etc.
Traducción de Ángela Atadía de Borghetti