El encriptado y las apps para compartir enlaces de grupos hacen que los pedófilos sean más difíciles de detectar

WhatsApp es incapaz de controlar el aumento de grupos que comparten pornografía infantil. Dos ONG israelíes de seguridad online, Netivei Reshet y Screensaverz, documentaron durante meses grupos donde se compartía material pornográfico de menores, según ha revelado el Financial Times. Tras la advertencia, la aplicación de mensajería propiedad de Facebook escaneó nombres de grupos y perfiles y expulsó a 130.000 personas que compartían material ilegal. Pero el problema sigue sin resolverse. Tras la publicación de la información, otra entidad israelí, AntiToxin, confirmó que seguía habiendo grupos activos y fáciles de encontrar:


Un ciudadano israelí alertó a las organizaciones en julio de 2018. Desde entonces han enviado correos a Facebook y han denunciado los hechos a la policía israelí. Para reunir información estuvieron durante 20 días de octubre controlando 10 grupos. Antes, en septiembre, ya habían llevado el caso a Facebook Israel, que borró el grueso de los grupos denunciados pero no atajó el problema.

La encriptación de punto a punto para proteger la privacidad de los 1.500 millones de usuarios de WhatsApp impide que la aplicación pueda filtrar imágenes prohibidas –algo que hoy hace la mayoría de apps. Debe limitarse a los nombres e información de los grupos y sus fotos de perfil, que son los únicos elementos no encriptados.

La encriptación es clave para entender el problema al que se enfrenta WhatsApp. La misma herramienta que sirve para proteger a disidentes o ciudadanos preocupados por su huella digital, sirve para ocultar crimen. Facebook no puede usar el mismo software que elimina el porno de Instagram o del mismo Facebook. Si la compañía redujera la encriptación para los grupos más numerosos para controlar qué se comparte, las consecuencias afectarían a todos los usuarios.

Pero no es el único reto para controlar esta actividad ilegal. En una operación coordinada por Europol e Interpol de 2017, en la que participó la Policía Nacional, capturaron a 39 presuntos pedófilos que intercambiaban pornografía infantil en 96 grupos de WhatsApp. Para acceder a esos grupos, según explicó EL PAÍS, «la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional detectó un enlace en la red que conducía a un grupo de chat para intercambiar pornografía infantil» y allí había «un repositorio donde se daban las instrucciones precisas para acceder a la comunidad de pedófilos de WhatsApp». Había una labor específica y llena de recovecos paa entrar al grupo.

Ahora el acceso es mucho más sencillo. Los creadores de grupos de WhatsApp pueden generar un link que comparten con todos aquellos que quieran entrar en ese grupo. En Google Play hay docenas de apps que reúnen esos links: «WhatsApp Group Links» es su nombre inglés más común. La mayoría de las categorías de esos grupos son sobre deportes, lectura (compartir pdfs de libros), amistades o actividades de ocio. Pero también hay docenas de porno con nombres tan anodinos como «Group 4023». Los teléfonos que crearon esos grupos y ha comprobado EL PAÍS eran de Indonesia y Singapur.

Precisamente para evitar estos problemas, WhatsApp limita el tamaño de los grupos a 256 personas y no permite que se puedan buscar grupos desde la aplicación. Pero muchos otros desarrolladores han pensado que esa función sería útil.

La mayoría de las categorías de esos grupos son sobre deportes, lectura, amistades o actividades de ocio

Según declaraciones de un portavoz de WhatsApp a TechCrunch, que ha publicado el documento israelí entero, la app no tiene intención de rebajar o eliminar la encriptación. La alternativa, dicen, es que los fabricantes añadan de fábrica la capacidad de detectar este material ilegal en el dispositivo. Otra solución sería aumentar el control humano, que Facebook ha llevado hasta 20.000 personas. WhatsApp, que funciona como una empresa aparte, tiene 300 empleados en total.